Durante este curso, hemos trabajado duro en la biblioteca. Era evidente que en ese espacio lúgubre, obsoleto, triste y sobrecargado era apremiante una operación de renovación total. Se ha realizado un minucioso trabajo de expurgo y de limpieza (varias de las obras procedentes de ese expurgo se han donado a la Obra Social y a los centros penitenciarios de la isla) y se ha procedido a separar la biblioteca en dos espacios. Paralelamente, se ha «lavado la cara» al espacio pintando, redistribuyendo el mobiliario existente, adquiriendo nuevo mobiliario más funcional, cómodo y alegre e incluso «tuneando» algún viejo archivador. El objetivo era -es- humanizar ese espacio y hacerlo más acogedor. Y nos queda mucho por hacer: informatizar el inventario, reclasificar gran parte del material bibliográfico, gestionar el sistema de préstamos de los fondos y, paralelamente, planear actividades para la dinamización de este nuevo espacio. Ningún trabajo de este tipo sale adelante sin el trabajo coordinado y eficaz de un grupo de personas ( y hay que decir que en ese grupo de personas no solo hay profesorado, también personal de mantenimiento y de limpieza). Esperamos seguir trabajando en ese espacio que aspiramos a convertir en uno de los referentes del centro y también esperamos que el alumnado se sienta cómodo, confortable y acogido en nuestra biblioteca. Aquí van unas imágenes que sirven de testimonio de nuestro «antes» y nuestro «después» (aunque mejor usar la preposición «durante», pues queda mucho por hacer):
ANTES…
AHORA MISMO…
«Las malas bibliotecas crean colecciones, las buenas bibliotecas crean servicios, las grandes bibliotecas crean comunidades», dice R. David Lankes, director de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Carolina del Sur. Nuestro ambicioso objetivo es el de que la nuestra ayude a crear comunidad.
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